Resulta paradójico el que mientras parte del país se manifestaba el pasado sábado en pos de la independencia, otra parte, incluso varios de los mismos, vibraban con la selección española de fútbol. Dejando aparte estos contrastes, por fin, tras muchísimos años siendo el fútbol el deporte nacional, ya podemos gritar bien alto que somos campeones del mundo. Y hay que disfrutarlo a tope porque no sabemos cuándo nos vamos a ver en otra similar. Con el paso de los años seremos capaces de recordar el gol de Iniesta, dónde lo vimos, con quién, qué hicimos después, incluidas canciones, baños y pulpos similares.
No sólo ganamos a Holanda, nos apropiamos de su forma de jugar y se la robamos. También les traspasamos nuestro fatalismo, en especial en la ocasión fallada por Robben o acertada por Casillas. Yo estaba ya dispuesto a celebrar el subcampeonato, pero, qué coño, celebrar el campeonato es mucho mejor.
¡VIVASPAÑA COJONES!
Imagen cortesía de
yonmacklein.
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